octubre 17, 2013
por Carlos Navarro
Esta cepa va encontrando su lugar en las mesas de los consumidores del mundo. Se la destaca por presentar un muy buen color, de taninos suaves, fácil de tomar y principalmente, de baja graduación alcohólica, característica distintivas ante las nuevas tendencias.
El bonarda es una variedad con gran potencialidad enológica en Argentina y es considerada la segunda cepa tinta más importante, después del malbec. El país es el único productor de esta uva, por lo que es un varietal sin competencia de otros países. Otro punto distintivo, es que se desarrolla con gran éxito en todas las regiones argentinas, demostrando su particularidad en cada lugar.
Según el enólogo de Nieto Senetiner, Roberto González, las características enológicas de este vino, cuando se las compara con el Malbec, son muy símiles: “Es un producto que presenta muy buen color, de nariz fresca y frutal; algunas veces suele evolucionar al clavo de olor y de boca muy sedosa, amplia y de taninos muy soft. Una cualidad muy importante es que su contenido alcohólico no supera los 13,5”.
Por otro lado, Pedro Pelegrina, enólogo de la bodega sanjuanina Casa Montes, contó que es un varietal que tiene mejor desempeño en Argentina que en Italia, algo parecido con malbec. De este modo, explicó que “se caracteriza por tener buenos rendimientos, cuando tiene buen equilibrio vegetativo productivo”. Al igual que González remarcó la intensidad y el color, así como también los aromas de frutos rojos que lo hacen un producto muy atractivo cuando es joven. Finalmente, sumó que los taninos de la bonarda son siempre suaves, lo que hace que sea un vino fácil de beber.
A todas estas características, el enólogo José Morales de bodega Callia mencionó que por lo general son vinos muy frutados (perfil de frutas rojas frescas), “en algunos casos con notas de menta y eucalipto, que trabajados con una buena madera que aporte, por ejemplo, sensaciones de chocolate, permiten obtener vinos de aromas muy Leer más de esta entrada